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Huelga de Laforsa

Laforsa era una empresa metalúrgica especializada en los laminados ubicada en Cornellà de Llobregat, era la más importante de todo el estado en este sector.

La Forsa no sólo acabó dando renombre a la misma empresa y en la ciudad de Cornellà para ser una de las más importantes de España por su fabricación de laminados sino por los hechos ocurridos durante los años 1975 y 1976. Estos hechos, que acabaron en una huelga general por parte de los trabajadores, dio mucho eco en los medios de comunicación hasta el punto de que el jefe del estado tuviera que intervenir.

La huelga de la Forsa, no dejó de ser una huelga de protesta en contra el trato que recibían los trabajadores por parte de los patrones y de los nuevos capataces colocados que acabaron estando al lado de los empresarios y no de los trabajadores, junto con las condiciones laborales que tenían que sufrir.

El primer aspecto consiste en el proceso de huelga que se generó a partir de hechos que fueron tensando la cuerda de la confianza y el trato entre trabajadores y patronatos. Este primer proceso de convocatoria no fue fácil pues fue necesario que uno de los trabajadores de la Forsa fuera finalmente despedido injustamente por los capataces de la sección donde trabajaba. Los trabajadores, hermanados en sindicatos propios o en comunas laborales creadas por ellos mismos apoyaron este pobre trabajador al que echaron. La espina dorsal del descontento que tenían los trabajadores era simple y claro, la situación política y económica que vivía el país afectaba de forma directa las condiciones laborales de los trabajadores.

Que el compañero de la empresa la Forsa fuera despedido fue sólo la gota que derramaba el vaso, años atrás ya había tensiones entre el patronato y los trabajadores. La huelga movilizó a toda la plantilla de trabajadores de la fábrica haciendo así que los despidieran a todos, sin los trabajadores, el despido general significaba una pequeña victoria dando así a entender que de esta manera herían al sistema político y lo dejaban en evidencia por la poca eficacia que tenía para disolver las huelgas, recordemos que ya en los años 60, uno de los miedos más obvias del gobierno eran las huelgas y las manifestaciones ya que hacían dudar el sistema de seguridad del mismo gobierno y la poca eficacia en resolver los problemas, los trabajadores de la Forsa aprovecharon a ser todos despedidos por poner las cartas sobre la mesa.

La huelga de los trabajadores de la Forsa me gustaría compararla con dos hechos totalmente diferentes pero con un mismo objetivo, el primer hecho fue la huelga general de tranvías dl 1951 y en segundo lugar la huelga que tuvo lugar el 15 de mayo de 2011 . Son tres hechos totalmente desemmarcats en el tiempo y en circunstancias totalmente diferentes pero con un objetivo igual y concreto que era el de enfrentarse a un gobierno donde las intenciones de este eran bien claras, donde la gente salió a la calle para pedir justicia por el trabajador, hay que destacar pero que en estos tres periodos la forma de la huelga se manifestó de diferente manera.

La huelga de 1951 no dejó de ser una protesta en contra la subida de los precios de los billetes de los transportes públicos, no obstante hay que entender que aquet fue el motivo culminante del por qué de la huelga, hay que entender que la gente arrastraba una pobreza económica de años atrás basada en la baja de los sueldos y un nivel de vida precario, el gobierno sin tuvo claro que aquel "boicot" a los transportes públicos significaba que la idea del terror a la masa popular no resultaba como se podían esperar más la final paro de los precios en los billetes, consiguiendo este resultado después de días de represiones y manifestaciones. El caso del 15 de mayo de 2011, un transcurso de más de 50 años a diferencia del ejemplo antes citado, no deja pero menos importancia, las manifestaciones y la huelga que se produjo fueron por una causa igual, el reclamo de la clase política en que se escuche a la clase popular que de hecho era la que sufría los problemas más graves de la crisis económica y de la situación del país.

Para continuar, el segundo aspecto a destacar del documental sobre la Huelga de la Forsa, que es el tema de la solidaridad. Desde un primer momento, el trabajador despedido por los patrones de la empresa no estuvo en ningún momento solo. Como ya he dicho antes, una vez fue despedido este trabajador sus compañeros se sumaron y fue en ese momento que comenzó el proceso de huelga. La solidaridad también la recibieron por parte de los sindicatos y de las comisiones obreras junto con los abogados laboristas. Fue una lucha unida en la que ningún momento se abandonó a ningún trabajador ni se excluyó de la participación de la huelga todo lo contrario. La huelga suponía una suspensión de sueldos con lo que los trabajadores tenían que subsistir de alguna manera, pues la solución fue la creación de un bote común donde cada trabajador ponía una cantidad de dinero con lo que este dinero al cabo de un tiempo se repartía o invertía en bienes comunes como comida, un seguro médico etc ...

El concepto de la solidaridad por mencionar la unión que los vecinos de Cornellà tuvieron con estos trabajadores. Este hecho se explica de la siguiente manera. Las protestas vecinales eran unos hechos que ya desde principios de los años 60 el gobierno iba encontrando, las zonas donde más se concentraban estas protestas vecinales eran en los reductos más industrializados del estado y los emplazamientos ocupados por aquellos inmigrantes que un día vinieron desde otras regiones de España. Estos sitios mal edificados, con falta de alcantarillado, de deslumbrado y de corriente de agua potable eran los motivos por los que los vecinos establecidos se quejaban.

Dicho esto, los trabajadores de la Forsa no se sintieron solos en la lucha por las mejoras laborales ya que los vecinos, con sus motivos de queja, se unieron de forma incondicional a las protestas obreras. Sin dejar de lado los dos ejemplos antes puestos, encontramos que en la huelga de 1951 la solidaridad fue también un aspecto notable ya que de manera poco preparada e improvisada, los partidos sindicales clandestinos llenaron las calles de papeles apoyando la huelga y de manera automática regiones como Madrid o el país Vasco, apoyaron en Cataluña de manera silenciosa pero efectiva, pues se unieron a la huelga de los tranvías en sus respectivas ciudades.


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