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¿Por qué celebramos la Semana Santa?

LA SEMANA SANTA EN EL ARTE

Semana Santa es uno de los tiempos del año más intensos en cuanto a liturgia y devoción.

A pesar de ser una tradición cristiana arraigada en nuestra sociedad, parte de ésta desconoce qué se celebra exactamente cada día de esta semana, por qué o cómo. Independientemente de las creencias particulares, es una tradición en la base popular que además nos marca el calendario. De manera que para los más curiosos, independientemente a nuestras creencias o filosofías, preguntarnos el motivo que subyace en la celebración y festividad de estos días no está de más.

La liturgia, que es cómo celebramos ciertas festividades, no es más que un escenificación/representación, lo que se plantea es un constante recuerdo de la vida de Cristo. Además se concentra en una serie de meses que coinciden con nuestro año lectivo y que tienen mucho que ver con el año agrícola; la parte de invierno (llamado por lo liturgistas tiempos fuertes) y que va aproximadamente de Noviembre a Abril (en función de Semana Santa), y después una la parte veraniega o también llamada tiempos débiles, que va desde Mayo a Octubre. Cabe hacer una aclaración de por qué cada año la Semana Santa se realiza en un momento diferente, y es que nuestro calendario es de base lunar tomada desde la tradición romana, principalmente de cultos mistéricos, de manera que dependerá del calendario lunar.

En definitiva, la Semana Santa forma parte de la historia o bien de la mitología cristiana. Esto, como el resto de episodios bíblicos, ha servido como fuente iconográfica para el arte desde la antigüedad, ya fuera con fines didácticos, para ofrecer una lectura de la Biblia a aquellos que no sabían leer, fines devocionales y/o decorativos.

El primer momento básico es el domingo anterior al de la Resurrección; el que representa la entrada de Jesús a Jerusalén. En nuestra liturgia popular este día se elegía un lugar fuera de la ciudad donde se hacía una arquitectura efímera, se entregaban las palmas y bendecían y se volvía a la ciudad. Había dos maneras de llegar hasta las puertas de la ciudad, que estaban cerradas, entrar con las palmas y con alguien haciendo de Cristo subido al burro, lo que hoy en día también se celebra en muchas partes. De aquí aparece lo que aún se conserva que son las borriquillas, un paso de Sema Santa de la figura de Cristo encima de un burro. Como hemos dicho, este día conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en que todo el pueblo lo alaba como rey. Se trata en definitiva de una iconografía del poder que viene ya de la antigüedad pagana; las entradas triunfales de los emperadores romanos.

Capilla Scrovegni, Giotto, siglo XIV.

Arco de Tito, detalle del relieve de Tito en la cuadriga, conducido por la Victoria, entrando triunfante en la ciudad. Siglo I dC.

Después del Domingo de Ramos vienen los 7 días de la Semana Santa, de lo que interesa sobre todo el , Jueves, Viernes y Sábado-Domingo. El Domingo de resurrección se empezaba a celebrar desde el Sábado por la noche.

El Jueves Santo protagoniza uno de los temas iconográficos más populares; la Santa cena o Última cena. Este día pues se conmemora la última cena de Jesús con los Apóstoles, consciente éste ya de lo que la misma noche iba a suceder. Según los textos evangélicos, Jesús se sentó con los 12 apóstoles y compartieron el pan y el vino. Según el cristianismo, este momento se considera como el de la institución del sacramento de la Eucaristía, que teológicamente se traduce como la transubstanciación del cuerpo de Cristo, la Eucaristía. Se trata del momento en que se consagra el pan y el vino como el cuerpo y la sangre de Cristo.

Este tema ha sido representado multitud de veces, pero es la popular Santa Cena de Da Vinci la más rica en cuanto a información iconográfica, como por ejemplo en el detalle de la navaja que Judas esconde.

Se trata de un fresco realizado en 1495-1497 en el refectorio de Santa Maria dell Grazie. El refectorio es el lugar donde suele ubicarse comúnmente este tema iconográfico.

Otro ejemplo del tema de la Santa Cena y la Transubstanciación o Eucaristía es el óleo sobre tela de Juan de Juanes del XVI. En este vemos en una mesa a Jesús rodeados de los 12 apóstoles, todos ellos llevan una aurea con su nombre excepto uno que nos da la espalda, éste es el traidor y además de identificarse por la ausencia de aurea también se hace por la bolsa con el dinero que le pagaron para traicionar a Jesús así como su nombre grabado en el tamborete: IVDAS SCARIOTH (Judas Iscariote).

La Última Cena, Juan de Juanes, 1562. Museo del Prado.

Después de la Santa Cena, Cristo fue a rezar al huerto de los Olivos, donde pasó la noche y finalmente fue tomado por los soldados justo después de la traición de Judas, que consistía con el conocido Beso. Es en este momento en que se inicia la Pasión de Cristo que se celebra durante el Viernes.

El prendimiento de Cristo, Caravaggio, 1602.

Según los textos del Evangelio de Juan, durante el Prendimiento, y ante la resistencia, Simón Pedro le cortó la oreja a Malco, un soldado de Caifás. Juan, Mateo y Lucas mencionan en sus textos que Jesús criticó ese acto de violencia y acabó curándole la oreja a Malco.

El Prendimiento de Cristo, Fra Angelico, siglo XV.

Pieza de Marfil, siglo XIV.

El segundo día es el Viernes Santo. En dicho día se recuerda la Pasión de Cristo, esto es desde que es aprisionado, la flagelación, el Vía Crucis al Calvario y su cifixión. Este día generalmente se celebra con los conocidos Vía Crucis y la ceremonia de la Adoración de la Cruz. Alrededor de este día también se ha desarrollado iconografía muy simbólica que ha dado lugar a multitud de obras extraordinarias. Desde la antigüedad ya encontramos como se gesta en el arte, uno de los mejores ejemplos es el sarcófago paleocristiano donde aparece la pasión divididas en escenas por columnas o la Pasión de Turín de Hans Memling donde aparecen las diferentes escenas de la Pasión.

Sarcófago Paleocristiano, siglo IV, Roma.

Hans Memling, 1470.

En este detalle vemos la serie de episodios que se suceden; la Flagelación, la Coronación de Espinas, la salida del Templo y una de las caídas de Cristo en el Via Crucis.

Como episodios aislados representado de este tema litúrgico encontramos obras por la mano de importantes maestros. En cuanto al descendimiento tenemos innumerables obras, el Descendimiento de Roger van der Wayden es de los más significativos por la expresividad que muestra; la Virgen cae desvanecida reproduciendo la curva de su hijo muerto, y respecto a esto se nos muestra la calavera, símbolo de la salvación humana; la redención del pecado de Adán gracias al sacrifico de Cristo. Asimismo el llanto de las mujeres muestran la nota dolorosa de la escena.

Siguiendo la secuencia, el siguiente episodio es la Lamentación de Cristo, de la que Mantegna realizó una témpera sobre tela de perspectiva interesante a inicios del siglo XV. En esta se muestra a Cristo tumbado, nuestra perspectiva es desde los pies, de manera que podemos apreciar las heridas de los clavos, además de la lamentación de las mujeres que se expresa con el uso del pañuelo y la misma desfiguración de la cara.

Al día siguiente se celebra la Resurrección de Cristo, entre el sábado y el domingo. Según el Nuevo Testamento la Resurrección se dio al tercer día de la crucifixión de Cristo, una vez éste ya estaba enterrado y sepultado. El preciso momento de la Resurrección no se encuentra descrito en los textos bíblicos aun que si se ha interpretado en el arte. El episodio sí descrito por los textos es la consecuencia de la Resurrección; las miróforas que hace referencia a cuando las tres Marías se encuentran el sepulcro vacío, el Noli me tangere, que hace referencia a María Magdalena incrédula frente a la aparición de Cristo, y la incredulidad de Santo Tomás.

La resurrección, Rafael, 1499.

Como hemos mencionado de este episodio no existe descripción. No obstante si de momentos anteriores se sabe que el sepulcro estaba vigilado por soldados, y que después de la Resurrección las Tres Marías se encontrarán el sepulcro vacío. Así pues Rafael en esta obra Rafael nos muestra el momento de la Resurrección, con la sorpresa de los soldados, y anuncia la sorpresa que se llevarán las Tres Marías que se acercan por el fondo.

Las tres Marías ante el sepulcro, Jan van Eyck, 1425-1435.

A diferencia del anterior, Jan van Eyck interpreta el episodio de manera más aproximada a los textos; el sepulcro vacío, los soldados dormidos, y las Tres Marías con gesto de sorpresa.

Noli me tangere, Corregio, 1525.

La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio, 1601-1602.


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