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Kamikaze, el viento que salvó Japón

Los kamikaze han pasado a la historia como aquellos pilotos japoneses que durante la II Guerra Mundial se lanzaban en picado a estampar sus aviones de combate contra el blanco enemigo, normalmente barcos de las flotas estadounidense y británica que merodeaban cerca de sus aguas. Para encontrar un nombre que estuviera a la altura de estos sacrificados guerreros, los japoneses recuperaron otro de sus episodios bélicos más importantes; un episodio a caballo entre la realidad y la leyenda.

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En 1266 Kublai Kan envió una primera embajada a Japón para informar a los nipones de que tenían dos opciones: o se unían al imperio por las buenas o se unían por las malas. Los japoneses decidieron hacer caso omiso a las amenazas, por lo que dos años más tarde llegó otra embajada con la misma oferta. El emperador mongol volvió a recibir un silencio como respuesta y decidió que aquella era la señal para empezar a anexionarse Japón por las malas.

El gran ejército mongol zarpó de la península de Corea y la enorme flota conquistó algunas de las islas menores del archipiélago antes de echar el ancla frente a la costa occidental de Japón en 1274. Sin embargo, a penas pudieron poner el pie en tierra firme ya que una gran y súbita tormenta les destruyó parte de la flota y dispersó el resto, lo que obligó a Kublai Kan a abandonar la tentativa de invasión. Pero el gran kan no se dio por vencido y en 1281 decidió volver al ataque con una flota mayor y mejor. Esta vez sí consiguió desembarcar y durante dos meses japoneses y mongoles se enfrentaron cuerpo a cuerpo hasta que de nuevo otro tifón se volvió a llevar por delante todos los barcos de la flota invasora. Kublai Kan decidió que era mejor dejar de lado la idea de invadir Japón y este siguió disfrutando de su total independencia.

[if gte vml 1]><v:shape id="Marco2" o:spid="_x0000_s1027" type="#_x0000_t202" style='position:absolute;left:0;text-align:left; margin-left:-3.5pt;margin-top:-.15pt;width:354.75pt;height:150pt;z-index:2; visibility:visible;mso-wrap-style:none' filled="f" stroked="f"> <v:textbox style='mso-rotate-with-shape:t;mso-fit-shape-to-text:t' inset="0,0,0,0"> <![if !mso]> <table cellpadding=0 cellspacing=0 width="100%"> <tr> <td><![endif]> <div> <p class=Illustration align=center style='text-align:center'><span style='font-size:11.0pt;mso-fareast-language:ES;mso-bidi-language:AR-SA; mso-no-proof:yes'><v:shape id="Imagen1" o:spid="_x0000_i1026" type="#_x0000_t75" style='width:201.75pt;height:135pt;visibility:visible;mso-wrap-style:square'> <v:imagedata src="file:///C:\Users\ADRIN~1\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image003.jpg" o:title=""></v:imagedata> </v:shape></span><span style='font-size:11.0pt'>El kamikaze destruyendo la flota<o:p></o:p></span></p> </div> <![if !mso]></td> </tr> </table> <![endif]></v:textbox> <w:wrap type="square"></w:wrap> </v:shape><![endif][if !vml][endif]

Por su parte los japoneses, después de ver como en ambas ocasiones una tormenta les salvaba el pellejo, decidieron que una vez era casualidad pero que dos veces ya era tener demasiada suerte, y que aquellos vientos tan oportunos tenían que haber sido enviados por algún ser celestial. Por esta razón las tormentas recibieron el nombre de kamikaze, que se traduciría al español como “viento de los dioses”.

Ahora volvemos a dar otro salto en el tiempo y regresamos a la II Guerra Mundial. En 1944 se creó la unidad especial formada por pilotos suicidas que en un principio tenía como finalidad hundir los barcos estadounidenses y británicos cerca de Filipinas. Fue entonces cuando Japón recuperó la historia del kamikaze y aprovechó para dar a la unidad un nombre casi legendario: los pilotos eran el viento enviado por los dioses para salvar a su país. La escuadrilla fue bautizada como “Fuerza especial de ataque viento divino” o, en japonés, “Shinpû tokubetsu kôgeki tai”.

Sin embargo, podemos ver que en su nombre en japonés la palabra kamikaze no aparece por ningún lado. Para explicar el porqué tendremos que hablar un poco de escritura japonesa. Para escribir, los japoneses utilizan los kanji, unos caracteres que tienen tanto un significado como una pronunciación asociados. En este caso, kamikaze se escribe 神風. Los kanji llegaron desde China y se introdujeron en Japón después de que el país tuviera ya una lengua oral. De esta manera, cada kanji tiene dos maneras de leerse y pronunciarse: por un lado tiene la lectura china original y por otro la palabra en japonés tradicional que se le había asociado. De esta manera, el kanji 神 puede leerse “kami” y “shin” y el kanji 風, “kaze” y “pû”. Kamikaze es japonés tradicional, mientras que shinpû es la lectura china del kanji. A la hora de dar un nombre a la unidad, los japoneses tomaron la palabra kamikaze pero decidieron pronunciarla en su forma china.

Quizá las primeras noticias que se tuvieron de esta unidad llegaron a través de fuentes escritas y nadie escuchó su verdadero nombre hasta más tarde, pero la cuestión es que en occidente los kanji se leyeron en su forma japonesa tradicional kamikaze y, aunque los japoneses llamaron shinpû a los pilotos, aquel es el término que se popularizó y ha llegado hasta hoy en día.

Bibliografía

Junqueras i Vies, Oriel; Madrid i Morales, Dani; Martínez Taberner, Guillermo; Pitarch Fernández Pau. Història del Japó. Editorial UOC. Barcelona 2011

Axell, Alber; Kase, Hideaki. Kamikazes: los pilotos suicidas japoneses en la Segunda Guerra Mundial. La Esfera de los Libros. Madrid 2004

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